Las langostas dejarán de ser hervidas vivas en Suiza y los cocineros tendrán que aturdirlas antes de cocerlas a partir del 1 de febrero de 2018, cuando entra en vigor una nueva ley promovida por los animalistas.
La legislación protege a las langostas y otros decápodos vivos, que tampoco podrán ser transportados en hielo ni en agua helada, sino únicamente en su entorno natural, lo que implicará el uso de especies de peceras.
Varios estudios indican que tienen habilidades cognitivas y pueden sentir dolor", dijo a Efe la representante de la plataforma para la protección de animales Swiss Animal Protection (SAP), Martina Schybli.Esa sensibilidad ya había sido evocada por la diputada del Partido Ecologista Suizo, Maya Graf, cuando presentó una moción en el Parlamento helvético solicitando que se prohíba la importación de langostas a Suiza. Argumentó que estos animales empiezan a sufrir desde su captura, mucho antes de llegar a Suiza y sostuvo que no había razones "de gusto ni de higiene" que justificasen el importarlas vivas. Como alternativa, propuso "electrocutarlas" o matarlas mediante otro método justo después de su captura e importarlas congeladas, por ser "la única forma de garantizar una higiene impecable"
De opinión muy distinta son los restauradores que proponen platos de langosta, como el chef del restaurante Chez Philippe de Ginebra, Philippe Chevrier, quien aseguró a Efe que "si el bogavante está muerto con mucha antelación, la carne pierde su agua, se vuelve pastosa y sin ningún interés gustativo". De hecho, existe un pequeño dispositivo conocido como "Crustastun" para electrocutar a cangrejos y langostas y que es descrito como "el único sistema de aturdimiento compasivo" de estos animales.
Chevrier explicó que, en su caso, usa el agua hervida para matar de forma instantánea a los bogavantes, justo antes de prepararlos a la parrilla, que es como suele presentarlos. "Esto permite que la carne se conserva firme y suave", explicó el chef, quien considera que tener ahora que aturdir al animal antes de matarlo "es una manipulación suplementaria y un estrés inútil". Preguntado por la demanda de este animal, el cocinero respondió que "el bogavante es un producto noble y ampliamente apreciado que goza de unanimidad cuando está bien cocinado, además de ser un producto imprescindible de la gastronomía"
La polémica está servida. Yo lo que sí he visto es que cuando metes el bogavante en agua hirviendo según las reglas actuales, es decir, de cabeza y primero los bigotes, se pone a patalear como un loco. La verdad, luego no me lo comí a gusto.
ResponderEliminarEn mi zona los bogavantes antes de hervirlos los matamos justo antes de introducirlos en el agua. Supongo que será por eso que comentas de evitar esa lenta agonía. Besines!!!
ResponderEliminarHe comido muchos cuando vivía en Montréal en el mes de junio, pero es cierto que hay que hervirlos y comerlos al momento para bien saborearlos cosa injusta para ellos y lo cierto que cuando los echábamos en el agua hirviendo era un mal momento.
ResponderEliminarUn abrazo.
No quiero crear polémica,no quiero que los animales sufran, pero quizá deberíamos dedicar mas esfuerzos para que los que no sufran sean los seres humanos...
ResponderEliminarUn abrazo