Estamos hechos a imagen y semejanza de las circunstancias que nos toca
vivir, y el cuerpo no escapa a ello. Somos una plastilina ávida de
energía que fue moldeada lentamente por cientos de miles de años, para
resultar óptima ante el entorno. Luego de ese lento proceso evolutivo,
terminamos por ser una asombrosa maquina perfecta, capaz de poblar la
tierra gracias a un cuerpo perfectamente diseñado para aquello que lo
alimenta. Sólo hay un problema, de unas décadas para acá nos dio por
comer distinto, pero tenemos el mismo cuerpo. No estamos diseñados para
comer la cantidad de azúcar que estamos comiendo, ni para comer la
cantidad de sal, ni para taparnos con grasas saturadas, ni para andar
por la vida comiendo más de lo que debemos comer por día. Esta máquina
imperfecta se queja. Somos un enorme carburador tapado que grita
desesperado por un mecánico.
Todo el discurso para revertirlo apunta a la constricción ¡Comamos
menos!, gritan los expertos. Por favor comamos menos sal, menos azúcar,
menos alimentos procesados, menos grasa, menos carne ¡Por favor! Nos
piden quienes saben hacia cual despeñadero vamos. Solo en un caso nos
piden que comamos más. Nos piden, nos ruegan, que comamos más fibra. Lo
curioso es que la fibra no es alimento. Nadie sobrevive dos semanas a
punta de fibra exclusivamente.
¿Qué es la fibra entonces? Uno siempre cree que son palitos sólidos como
el aserrín y la explicación es bastante más sencilla. Fibra es todo lo
proveniente del reino vegetal (cereales, frutas, verduras y legumbres)
que no nos mata si lo comemos, es decir que no es ni tóxico ni veneno,
pero que tampoco estamos en capacidad de digerir. A veces no lo
digerimos porque simplemente no tenemos las enzimas para ello, y en
otros casos porque son cadenas de moléculas de lazos tan fuertes, que no
da tiempo de romperlas. Salvo porque fermentan (lo que veremos es muy
importante), tal como entran las fibras al cuerpo, salen un rato
después. Y ese rato depende de cuantas comamos.
Ya que fibra es todo aquello que no digerimos, las hay tanto sólidas
como líquidas. Dicho un poco más técnico, las hay solubles y las hay
indisolubles. En el primer caso, las principales son las que se vuelven
geles al estar en contacto con el agua. Es el caso de pectinas presentes
en muchas frutas (la que se usa para hacer mermeladas), gomas (como la
xantana) y mucílagos (eso baboso que recubre al cacao, la guama o la
semilla de chia y la avena cuando se hidratan). La fibra soluble es una
bendición porque en su proceso de gelatinización literalmente secuestra
azúcares y grasas, y con ello no le da tiempo al cuerpo para
absorberlas. No es casual que el consumo de fibras solubles (las que se
vuelven gelatina) como avena, frutas o súper semillas como chía,
amaranto y linaza; probadamente bajen los niveles de colesterol y
coadyuven en el combate de la diabetes, los dos asesinos más notables
que tenemos en este momento debido a malos hábitos alimenticios. De
paso, las fibras solubles fermentan y en ese proceso (aparte de los
incómodos gases) se producen ácidos grasos, fundamentales para regular
el funcionamiento celular de los seres vivos.
Las fibras indisolubles tampoco alimentan. Así como entran, salen. Una
gran fuente de ellas es la celulosa, esa durísima pared que recubre las
células del mundo vegetal, especialmente los vegetales verdes. Pero
también hay mucha fibra indisoluble en los alimentos poco procesados
tecnológicamente, en las pieles de las frutas, en granos y en el salvado
presente en cereales no refinados. Curiosamente también hay almidones
que pueden llegar a considerarse fibra porque no hidrolizan (no hidratan
con agua), por ejemplo basta hervir una papa con piel para que hasta
20% del almidón que posee no se digiera, y por lo tanto en la práctica
pase a ser una fibra
La fibra indisoluble es literalmente la escoba de nuestros intestinos y de paso acorta el tiempo de permanencia de las tóxicas heces dentro del cuerpo; con el beneficio adicional de que el consumo de fibras produce llenura, y por lo tanto reduce nuestra ingesta calórica.
Para decirlo sin medias tintas, estamos diseñados para consumir unos 30
gramos de fibra diaria, y el promedio urbano de occidente ronda los 8
gramos. Esos 22 de gramos que no comemos nos están matando.
Históricamente dejamos de comer fibra porque alegamos que nos producen
gases, porque cada vez comemos menos vegetales y frutas, porque somos
adictos a lo refinado, porque somos cada vez más carnívoros, porque no
nos gusta cocinar lento (caso de los granos), y por un etcétera enorme.
Así como la explicación es sencilla, la solución es igualmente simple y
elegante. Basta comer más granos, más verduras, más frutas, más cereales
y apelar al salvado de trigo como aditamento, para en un tris volver a
lo que siempre fue lo natural.
http://sumitoestevez.blogspot.com.ar/2014/03/361-por-que-debemos-consumir-fibra.html
Es lo que yo procuro hacer, comer alimentos del mundo vegetal en su mayoría. La pena es que tengo poco seguimiento en casa, les gusta poco masticar, aunque todos los dias comen algo con fibra me temo que no es suficiente. Pero yo sigo ahí intentándolo todos los dias. Gracias por la información estupenda.
ResponderEliminarBsts
Me ha gustado mucho el post, desde pequeña suelo comer una gran variedad de frutas con su piel, jamás se ocurre pelar o una manzana, una ciruela, unas uvas o una nectarina, incluso el mango biche me gusta con cáscara jejejejeje......
ResponderEliminarSaludos!!!
Aún recuerdo hace bastantes años, cuando uno era joven e indocumentado, un largo viaje a Italia en la que solo comí pasta, que mal lo pase.
ResponderEliminarSaludos
El problema es que somos poco conscientes de la importancia de alimentarnos . Una entrada muy interesante
ResponderEliminarBsos
Hay que tener en cuenta la fibra, es importantísima en la alimentación. A ver si este verano me lo tomo en serio!
ResponderEliminarMe despido de tí hasta septiembre guapísima, nos vemos a la vuelta!
Un beso muy grande
Me has aclarado con el tipo de fibra.
ResponderEliminarEs fundamental para el buen funcionamiento, yo le doy bastante a los vegetales y frutas.
Besos.
Gracias por compartir toda esta información, sabía de la importancia de consumir fibra, pero desconocía muchas cosas de las que has comentado.
ResponderEliminarBesos.
Muy muuuuy importante!
ResponderEliminarGracias!
Me ha sorprendido saber que el apio tiene tan poca fibra, y que las almendras tengan más... woww
ResponderEliminarYo no he tenido nunca problema con el consumo de fibra, toda mi vida la he tenido en mi alimentación diaria.
Buena informacion, en casa de fruta y verduras estamos bien servidos, nos gusta a todos.besicoss
ResponderEliminarDespués de leer esto... Prometo hacer un esfuerzo por ingerir más fibra! La verdad que nos falta información o no queremos enterarnos y por eso descuidamos aspectos tan importantes como este.
ResponderEliminarGracias!
Besos
Muy a tener en cuenta todo lo referido a la fibra!!besos
ResponderEliminarA amizade nos faz ver o mundo com olhos novos.
ResponderEliminarFeliz dia do amigo!!!!!
Beijos Marie.
No sabía que el coco tenía tanta fibra, el cuadro de arriba que bien lo explica.
ResponderEliminarBesito, gracias por visitarme.
Pues a comer fibraaa, la verdad k es muy importante i muchas veces no paramos atención en ello,besitos
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