El tomate es ahora un ingrediente indispensable en miles de platos alrededor del mundo. Sin embargo, no siempre fue así. Durante siglos, esta fruta, originaria de Mesoamérica, fue vista con desconfianza en Europa, considerada peligrosa y hasta venenosa. Según detalla un informe especial de Smithsonian Magazine, todo comenzó en 1544, cuando Pietro Andrea Mattioli, un respetado herbolario italiano, describió dicho fruto como una mandrágora, agrupación que comprende plantas famosas por sus efectos afrodisíacos y tóxicos.
Esta primera identificación errónea repercutió negativamente, debido al rechazo generalizado hacia las solanáceas que se pensaban eran tóxicas:la papa,el, tomate, berenjena, ají...
A pesar de que el fruto era consumido por los aztecas sin miedo, la percepción europea del tomate quedó empañada por el manto de la desconfianza, reflejando el temor hacia lo nuevo y desconocido.
En el siglo XVI, cuando los conquistadores españoles introdujeron el tomate al sur de Europa tras su regreso de Mesoamérica, el miedo persistía. Smithsonian Magazine menciona que esta fruta se cultivaba principalmente como curiosidad y no tanto como alimento, dado que en esa época prevalecía la idea errónea de su toxicidad.
John Gerard en 1597 (barbero-cirujano) plagió información de otros botánicos y lo describió como “fétido y corrupto”.
Aunque las hojas y el tallo de la planta de tomate son tóxicos, el fruto no lo es; sin embargo, la influencia de Gerard contribuyó a la desinformación y perpetuó el miedo a lo largo de los siglos en Gran Bretaña y sus colonias
Como verás los ingredientes son: huevo, tomate, cebolla y ají No dejes de probarla. Eso sí, bastante pan para mojar en la salsa!... A propósito... ¿Esto se debe hacer?
Según el protocolo, no se debe empapar completamente el pan en la salsa ni utilizarlo para raspar el plato. Lo ideal es cortar un trozo pequeño, mojarlo de forma ligera y llevarlo a la boca con sutileza. De esta manera, se puede disfrutar del sabor sin parecer ansioso o poco refinado.
¿Qué dice la etiqueta en diferentes culturas?
En Italia, la práctica se conoce como fare la scarpetta y, aunque no se considera muy elegante en cenas formales, es una costumbre ampliamente aceptada y disfrutada en contextos casuales. En Francia, por otro lado, mojar el pan en la salsa puede considerarse inapropiado en ocasiones elegantes, pero no es mal visto en un bistró o en un entorno más relajado. En España, es común y no tiene connotaciones negativas; de hecho, es casi una regla no escrita para disfrutar por completo de un plato.
¿Qué hacemos entonces?
Mirar que hacen los demás y si nadie se decide tomo la iniciativa. Seguramente todos me imitarán, si no estás seguro, es mejor abstenerse.
La increíble historia del tomate, el fruto que Europa rechazó por miedo - Infobae