...para vos, cuando aprendas a nutrirte eligiendo los alimentos adecuados y en la cantidad suficiente para cubrir tu desgaste de energía diaria. Si me acompañás, aprenderás muchas cosas sobre nutrición.
La primera mención registrada de stollen data de 1474, cuando el período de Adviento era una época de ayuno en la Alemania católica. El producto aparece en una factura del hospital de San Bartolomé, donde se le denomina alimento para el ayuno a base de harina, levadura y agua. La austeridad de los ingredientes se debe a una imposición de la Iglesia católica, que en 1450 prohibió hornear con mantequilla durante el Adviento. Por consiguiente, los panaderos solo podían utilizar aceite, de modo que sus pasteles y bizcochos resultaban sosos e insípidos.
Ante esta situación, el Príncipe Ernesto, Elector de Sajonia, y su hermano, el Duque Alberto, escribieron al Papa Nicolás V, pidiéndole que autorizara a los panaderos sajones a utilizar mantequilla en sus stollen. El papa se negó y tuvieron que pasar cuarenta años y cuatro Papas más para que Roma cediese. En 1490, el Papa Inocencio VIII emitió su Butterbrief («carta de la mantequilla»), un decreto papal que excluía a los panaderos de stollen de Dresde de la prohibición del uso de mantequilla impuesta en 1450.
A partir de entonces, aumentó la popularidad del stollen como dulce festivo. En 1530, el producto aparece en los registros como Christstollen, lo que sugiere una estrecha relación con la Navidad. Treinta años después, surgió entre los panaderos de Dresde la tradición de regalar a los gobernantes de Sajonia un stollen en Navidad. En una ocasión, ocho maestros panaderos y sus aprendices desfilaron con un bizcocho de 18 kg por la ciudad antes de regalarlo al palacio.
Los símbolos navideños del stollen que está lleno de simbolismo:
Su forma ovalada, cubierta de azúcar glacé, representa al Niño Jesús envuelto en pañales. Cada ingrediente tiene un significado especial: las frutas confitadas simbolizan las joyas de los Reyes Magos, algunos, llevan mazapán en su interior recuerda los regalos preciosos ofrecidos en el nacimiento de Jesús y las especias evocan los aromas del Lejano Oriente, vinculados a los regalos de incienso y mirra.
Con o sin stollen disfruta la Navidad con los que más quieras ofreciéndoles lo mejor que puedas preparar. Cocinar es una manera de dar amor
El original, si te despierta curiosidad, lo podes ver y comprar
Pero veré de qué se trata, antes de negarme a extravagantes preparaciones
¿Cuál es el oro que se come?
Para preparar el oro comestible, se utilizan pepitas de oro de bajos quilates, las cuales son fundidas y prensadas en láminas delgadas que simulan la apariencia de una hoja de papel. Estas láminas de oro son extremadamente delicadas, con un espesor de tan solo una diezmilésima de milímetro.
El proceso de producción del oro comestible comienza fundiendo las pepitas de oro a una temperatura de mil 200 grados. Luego, el oro fundido se vierte en un molde y se forma un lingote que se enfría y se prepara para ser laminado.
El lingote de oro pasa por unos rodillos para convertirlo en una fina lámina con un espesor de 0.015 milímetros, que es tres veces menor al de un cabello humano. Posteriormente, estas láminas se cortan en cuadrados y se colocan en pedazos de papel para llevarlos al proceso de batido, que puede durar entre 45 minutos y una hora.
Al finalizar el batido, se obtiene una lámina de oro de una diezmilésima de milímetro de espesor. Sin embargo, es importante mencionar que este proceso no es muy higiénico, ya que durante el soplado que posiblemente haga el cocinero para separar las láminas si no ha usado la pinza adecuada, pueden caer gotas de saliva en el producto.
A pesar de que el oro utilizado para producir las láminas de oro comestible es de bajos quilates, su precio sigue siendo muy elevado y solo la clase alta puede permitirse este lujo gastronómico. Está hecho de oro puro o a veces de una mezcla de oro y plata. Como su nombre indica, es comestible, ya que el oro está clasificado como “biológicamente inerte”, lo que significa que atraviesa el tracto digestivo humano sin ser absorbido, por lo que no es perjudicial para el ser humano.
El uso de oro comestible en la comida es una práctica que se remonta a miles de años atrás para honrar a los dioses, aumentar la vitalidad y también para presumir de riqueza.
Pero... ¿Dónde comenzó esta tradición? ¿Y cómo ha evolucionado a lo largo de los años?
La costumbre de comer oro se remonta al segundo milenio antes de Cristo. Los egipcios lo hacían para alcanzar la divinidad, ya que el tono de la piel de sus dioses era dorado. Los antiguos pobladores de la civilización del Lejano Oriente también solían comer oro con el mismo fin: invocar el favor de los dioses.
La tradición entró en Europa en la Edad Media de la mano de los aristócratas. Celebraban grandes banquetes y servían platos cubiertos de oro. La costumbre de envolver caramelos y píldoras medicinales con hojas de oro puro comenzó en el siglo XVI.
“Risotto de azafrán y oro”
La moda decayó después del siglo XVII, pero el célebre chef Gualtiero Marchesi la recuperó en 1981. Dio un nuevo impulso al oro comestible al servir su famoso risotto al azafrán con pan de oro
Años después se popularizó la carne bañada en oro preparada por el chef Salt Bae, quien se volvió viral en las redes sociales. Sin embargo, su alta exigencia de precios en sus restaurantes ha generado controversia y ha recibido críticas por parte de algunos comensales siendo acusado de estafa.
¿Cómo se prepara la carne bañada en oro?
La preparación de la carne bañada en oro es similar a la de cualquier filete asado. La diferencia radica en que se empaniza o baña en hojas de oro de 24 quilates, las cuales son prensadas y batidas para crear láminas muy delgadas que se adhieren a la carne durante la cocción. Es importante destacar que el oro utilizado no es dañino para el cuerpo y no aporta sabor al plato.
El proceso de cocción con oro no añade ningún valor gastronómico real al plato, sino que su principal atractivo reside en su aspecto visual y en la sensación de lujo que brinda. El alto costo de las láminas de oro hace que los platos sean extremadamente caros, lo cual puede generar molestias en los comensales. A pesar de las críticas, algunos han disfrutado de la experiencia de probar la carne que se cocina y corta en la mesa frente al cliente, lo cual crea un espectáculo visual, algunos consideran que la calidad del plato y la presentación valen la pena
Si estás dispuesto a pagar el alto precio de la carne bañada en oro, puedes visitar cualquiera de las sucursales de Nusr-Et, ubicadas en diferentes países como Turquía, Arabia Saudita, Estados Unidos, Inglaterra, Grecia, Emiratos Árabes Unidos y Qatar.