Los viajes y los descubrimientos que caracterizaron la revolución de las
especias tuvieron éxito, no gracias a la alimentación de las tripulaciones y de
los conquistadores que los realizaron, sino a pesar de ella. Durante toda esta
época, el sentimiento general era de que un capitán sólo podía retener a sus
fuerzas si las alimentaba y les daba de beber en forma continua, y por supuesto,
lo que se les proporcionase tenía que ser lo mismo que hubiesen tomado en
Europa. La verdad es que la alimentación de los tripulantes y de las
guarniciones en aquellos climas calurosos, vista desde la perspectiva de
nuestros días, era la menos adecuada que pudiera pensarse.
Por ejemplo, todas las provisiones de carne estaban saladas, pues de otra forma no se hubiesen conservado bien en un clima cálido, y a menos de que se les diese un tratamiento especial para quitarles la sal antes de consumirlas, provocaban mucha sed. Sin embargo, ya en tiempos de Cromwell, se estipuló que los marineros de la armada británica tenían que recibir diariamente dos libras de carne de vacuno o de cerdo saladas, o en su lugar libra y media de pescado. La carne normalmente estaba en proceso de descomposición, si no es que estaba completamente podrida, y aunque no lo estuviese, todas las vitaminas de la carne fresca se habían destruido debido al método de conservación.
Después de la carne, el componente principal de la ración era el pan, normalmente en forma de galletas de barco. Los «biscuits» (la palabra procede de bis y cutre, términos franceses que significan «cocer dos veces») por regla general no se hacían a bordo, sino en el puerto, y en ocasiones estaban hechas desde hacía un año, o incluso más. Si las galletas procedían de la intendencia del gobierno, podía darse el caso de que estuviesen hechas hasta cincuenta años antes.
¡Es increíble lo que aprendo contigo!
ResponderEliminarQUE MARAVILLA TODO LO QUE NOS EXPLICAS, NOS VAMOS BIEN CULTAS, LA DE COSAS QUE ME DOY CUENTA QUE NO SE!!
ResponderEliminarBESITOS Y FELIZ FINDE,
Hola interesante como siempre, pero yo hoy voy a comer una ensalada y unos estupendos lenguados y de postre un tazón de fresas, un abrazo y buen fin de semana.
ResponderEliminarComo siempre una entrada muy interesante, lo que mas me ha chocado son los biscuits de 50 añossssss O.o!! cualquiera les da un bocado!! Buen fin de semana, besos :)
ResponderEliminarMuy interesante y muy cierto.Estoy leyendo un libro que se llama "Galeón" y cuenta las penurias de los navegantes del siglo XVII y se ve reflejado todo.Besos.
ResponderEliminarQue interesante! vaya dientes que tenían que tener para poder morder eso panes, jiji
ResponderEliminarBESITOs y buen finde
«Advertir la vida mientras se vive, alcanzar a vislumbrar su implacable grandeza, disfrutar del tiempo y de las personas que lo habitan, celebrar la vida y el sueño de vivir, ése es su arte.»
ResponderEliminarFeliz fín de semana amiga!!!!
Como siempre una super-entrada
ResponderEliminarFeliz fin de semana!
Una muy culta entrada, que nos enseña de lo que carecemos, el consumo de vitaminas en forma de frutas frescas y otros nutrientes, carnes y mas, pero siempre frescas nos ayudan a combatir muchas enfermedades y fortalecer nuestro organismo, esos pobres marineros las pasaban canutas con esa alimentación. Besosss.
ResponderEliminarCuanta cultura y sabiduría hay en este blog! Me encantó el post. Besos y buen fin de semana.
ResponderEliminarIncreíble... aunque es obvio que les pasara lo que contás... lo que pasa es que acostumbras a la tecnología, ni te planteas que no podían conservar los alimentos...
ResponderEliminarbuen fin de semana!!!
Besos.
María.
Pobres marineros, por dios. Lo raro es que no enfermaran todos
ResponderEliminarBesitos y gracias por esta interesante entrada que es bueno aprender cosas nuevas
Vaya estomago que tenian que tener aquella gente, buffff...
ResponderEliminarBuen finde, besos!
Hola Norma.
ResponderEliminarUn relato muy completo.
Y yo debería comer más frutas y verduras.
Un abrazo, Montserrat
Muy buena informacion, Norma.
ResponderEliminarY que poco se sabia solo hace un poco mas de 200 años!. El escorbuto hacia estragos en los viajes marinos, practicamente se les moria toda la tripulacion y tardaron mucho en entenderlo.
Esto me trae el caso del Capitan James Cook, que descubrio Australia entre otras islas.
En 1753, un cirujano naval escocés llamado James Lind, después de cuidadosos experimentos, publicó su "Tratado sobre el escorbuto". Este estudio demostraba que la enfermedad se producía por una deficiencia, que se podía curar comiendo naranjas o limones, o bebiendo sus zumos.
Sin embargo, a Lind se le prestó poca atención hasta que el capitán James Cook en sus viajes exploratorios llevaba consigo algunos barriles de zumo de limón y de repollo fermentado.
El resultado fue que ni uno solo de los miembros de su tripulación murió de escorbuto, en ninguna de las tres grandes travesías que realizó.
Tu blog querida amiga, siempre me actualiza o refresca la memoria.
Un abrazo y lo mejor de mi afecto,
Dolly
Instructivo relato, amiga mía. ¡Qué gente temeraria la que hizo las primeras travesías! Y lo que les esperaba cuando llegaban a las costas "indias"... Deberíamos quejarnos menos y comer sencillo y sano, yo lo intento! Cariños Normita
ResponderEliminarGenial son tus relatos. gracias por instruirnos. Saludos desde Conil ( Cadiz). ve mi blog
ResponderEliminarMuy interesante, no se como podían morder esos panes.
ResponderEliminarBesos.
Como siempre tus entradas son estupendas, te lo comento aquí porque mi blog esta un poco tonto, hay veces que me deja responder y otras no, los gofres son como un bizcocho blandito pero algo tostado, tipo biscuit, si en alguna ocasión tienes la oportunidad de probarlos te los recomiendo, aqui en España los encuentras muy a menudo, a veces, en puestos donde hacen también crepes, se suelen tomar con chocolate y nata, solos, o con chocolate solamente, espero que te haya podido resover tus dudas, la pena es que no te pueda mandar uno para que lo puedas probar, pero seguro que por alli hay algún sitio donde los hacen, besos
ResponderEliminarNorma, aqui te mando el enlace de un blog donde ha hecho gofres caseros por si te animas a prepararlos, besos
ResponderEliminarhttp://www.lachicadelacasadecaramelo.com/2012/05/gofres-caseros.html
¡Por Dios, nunca se me había ocurrido pensar en eso! Claro como no se iban a morir a paladas...
ResponderEliminarUn post excelente y muy buena también el comentario de Dolly (de fierro esta amiga!)
Besos... si, si, ando atrasada de nuevo...
Otra entrada magistral, como siempre que se visita tu pagina. Gracias
ResponderEliminarUn saludo
¡Qué interesante y bien explicado! como todas tus entradas.
ResponderEliminarUn beso
Muy didáctico para poner a prueba nuestra memoria y los conocimientos adquiridos. No he suspendido al menos.
ResponderEliminarBss y buena semana
gracias por tu visita¡¡¡ este blog, es más qué interesante instructivo, y gracias por todo lo que aprendo¡¡¡ te cuento que compramos miel pura¡¡¡ exquisita¡¡¡ abrazos tere
ResponderEliminarMadre mía!! Menos mal que hoy sabemos muchas más cosas de alimentación.
ResponderEliminarQué interesante culturilla nos enseñas!
www.tatianadoria.blogspot.com
En primer lugar agradecerte tu comentario en mi blog y, en segundo lugar, felicitarte por este blog que me parece muy, pero que muy interesante, así que, por aquí me quedo y, por aquí me leeras siempre que tenga tiempo.
ResponderEliminarUn besote, mi solete.
Zulima.
QUE BUEN BLOG ME ENCANTA, ME ENCANTARON LAS ESCULTURAS SON GENIALES!!!!!!
ResponderEliminarBESITOS
ELIZABETH.
Nos encanta tu blog, aprendemos mucho en él, gracias.
ResponderEliminarPásate por el nuestro, te tenemos una sorpresita desde Tenerife!.
Besos
Qué dura la vida de aquello marineros trotamundos.
ResponderEliminarAhora no es para nada lo mismo,por suerte para ellos y sus dentaduras.
Siempre un placer pasar por aquí e instruirnos.
Besos.
Gracias por proporcionarnos una información tan interesante y llena de historia.
ResponderEliminarBessss.
Manoli
Muy interesanta, algo ya sabía pero no todo, me ha gustado la explicación!!
ResponderEliminarBesos
...y cunado llegaban a un puerto a devorar lo que encontraran de fresco... menos en Buenos Aires entre 1536 y 1541.
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